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martes, 10 de noviembre de 2020

10 DE NOVIEMBRE DE 1950: JACOBO ARBENZ ES ELEGIDO PRESIDENTE DE GUATEMALA, por Daniel Chiarenza

 


En 1949 era presidente de Guatemala Juan José Arévalo, quien sufrió una

asonada contra el gobierno. Esa sublevación la dirigió el jefe de las fuerzas armadas,

Francisco Arana, ligado a los intereses ferro-bananeros, represores de las huelgas de los

obreros de la United Fruit Co. (UFCO) de 1948/49. La tentativa estuvo bendecida por el

clero y la derecha. Según Galich, ministro de Relaciones Exteriores, el Frente Popular

Libertador y Renovación Nacional, con el fin de contrarrestar la sublevación y darle

continuidad a Arévalo, pactaron con Arana para apoyar su candidatura a la presidencia en

1950. Pero en 1948 los partidos rompieron con él por ser representativo de las fuerzas

derechistas; Arana decide fundar el Partido Social Revolucionario con el objeto de influir

en las elecciones del congreso de ese año. Ante el fracaso electoral recurre a la

sublevación.

El enfrentamiento de 1949 permitirá un nuevo desplazamiento hacia la izquierda

del eje político de la revolución. La pequeña burguesía, incapaz de enfrentar la

contrarrevolución, debe apoyarse en la clase obrera. El ejército leal y los obreros armados

liquidan a los sectores más reaccionarios del ejército. El triunfo conjunto permitirá la

elección de Jacobo Arbenz y el avance hacia transformaciones profundas, quedando así

abierto el camino para la reforma agraria. De allí en más Estados Unidos abandonó la

táctica de auspicio a los movimientos sediciosos internos y comenzó a propiciar la

intervención. En ese sentido designó a Richard Patterson Jr. como embajador en

Guatemala, en reemplazo de Edwin Hyle, que se había mostrado incapaz de suspender la

aplicación del Código del Trabajo en el conflicto con la UFCO. Patterson era la vuelta del

Big Stick. Mostraba en su haber la presidencia de dos enormes consorcios, la RKO (Radio

Keith Orpheum Co.) y la Ogden Co., y la vicepresidencia de Du Pont de Nemours. Según

Time, Patterson dijo que su misión “era construir aquí, en Guatemala, un ejemplo de

contención al comunismo y a las injusticias sufridas por las compañías norteamericanas

en todas partes”. Patterson comenzó su presión sobre Arévalo, en el sentido de colocar

enmiendas al Código de Trabajo y paralelamente comenzó a relacionarse con los grupos

conspiradores, lo que le vale la expulsión del país.

Cinco días antes de las elecciones, un grupo de civiles y militares, contando con

apoyo estadounidense, intentó una nueva sublevación para impedir la convocatoria de las

mismas ante el inminente triunfo de Arbenz. Fue rápidamente sofocada.

Arévalo volcó su apoyo incondicional en la candidatura de Jacobo Arbenz, que

representaba al sector revolucionario del ejército, y los tres partidos revolucionarios

respaldaron su candidatura, que triunfa sobre las fuerzas derechistas, cuyo candidato era

Miguel Ydígoras Fuentes.

Profundizando en la línea iniciada por Arévalo, Arbenz emprendió la realización de

su programa básico, que sintetizó en tres postulados: “independencia económica de la

Nación, transformación del país en una nación capitalista y elevación del nivel de vida del

pueblo”. Dentro de esta política la reforma agraria desempeñaba el papel más importante

y, como consecuencia de ella, la necesidad de la diversificación de la agricultura, que

según palabras del mismo Arbenz “permitiría depender mucho menos de la producción

cafetalera, cubrir las necesidades internas más perentorias, servir de materias primas a

nuestra minúscula industria en desarrollo, mejorar nuestra balanza comercial, invertir

menos divisas en bienes de consumo y más en bienes de inversión y producir el auge de

la economía sobre la base de depender más del intercambio mercantil interno que del

comercio exterior”.

Para liberar la economía del monopolio IRCA (International Railways of Central

America)-UFCO, Arbenz emprendió un importante plan caminero y la construcción de un

puerto con capital guatemalteco en la Bahía de Santo Tomás... La CIA ya le había

extendido su certificado de defunción política al gobierno de Arbenz.

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