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sábado, 14 de noviembre de 2020

14 DE NOVIEMBRE DE 1919: NACE JOHN WILLIAM COOKE. Por Mónica Oporto

 


Nació en La Plata el 14 de noviembre de 1919. La ascendencia irlandesa de su familia lo nombró John William, en lugar de Juan Guillermo. Su padre, de extracción radical agrarista, en un país semicolonial bajo el predominio británico, Juan Isaac Cooke, que fue canciller, nombrado en 1946 por Perón.

El Bebe, “el gordo”, John William -sus apodos y su nombre-, fue un hombre dotado de gran inteligencia. A los 25 años ya era abogado, empleado del Congreso,  y a esa edad fue electo como diputado de la nación, el diputado más joven (de ahí el primer apodo). Evolucionó desde un radicalismo aliadófilo a un pensamiento de izquierda nacional que ancló en el peronismo.  Cultivó una estrecha amistad con César Marcos[1] gracias a quien avanzó a un pensamiento nacional. Pasional, insobornarle, crítico. En determinados momentos se opuso a lo que consideró “aflojadas” del gobierno de Perón.

El 29 de mayo de 1946 votó, junto y entre otros, a Cámpora, que por entonces era diputado la restitución a Perón del grado que le correspondía, con posterioridad al 17 de octubre, y que lo ascendió a general de brigada.

En 1951 lo expulsaron de las listas partidarias.

De 1953 a junio de 1955 editó una revista, “De Frente”. Desde allí ejerció duras críticas contra los sectores burocráticos del sindicalismo y algunas medidas de gobierno (por ej. El contrato con la Standard Oil de California) y sostuvo posiciones antiimperialistas y latinoamericanas.  

En junio de 1955 golpistas ocuparon la Escuela de Mecánica de la Armada y el aeropuerto de Ezeiza. Cooke concurrió a la Plaza de Mayo, con su traje gastado y una pistola 45  en mano, para defender al gobierno constitucional. Decenas de aviones atacaron desde baja altura con ametralladora y bombas la Casa de Gobierno con la finalidad de matar a Perón, él se parapetó  detrás de la estatua de Manuel Belgrano para resistir. Toda una metáfora de lo que vendría: La Resistencia Peronista.

Derrotada la insurrección,  ese mismo año Perón lo nombra interventor del Partido en la Capital “una medida más que apropiada a causa de los momentos de claudicaciones, rajes varios y terrores de cuanto burócrata y adulón formaba parte del movimiento..:”[2].

Luego de producido el derrocamiento (16 de setiembre de 1955) Perón lo convocó para ofrecerle el puesto de Secretario de Asuntos Técnicos pero Cooke lo rechazó pues “no es tiempo de la técnica sino de la política” [3].  Quedó a cargo de la intervención del Partido Peronista de la Capital Federal donde se enfrentó con la burocracia. Perón depositó en Cooke un gran caudal de confianza y  una tarea sin par en ese momento porque Cooke demostraba ser un luchador sin claudicaciones.

Más adelante  mostraría un perfil ideológico que no coincidió con Perón, por su postura de recurrir a las armas y armar a las masas.

Desde entonces se puso a organizar la Resistencia, constituyendo el Comando Nacional junto con César Marcos y otros compañeros. Perón señala que “Fue Cooke el único dirigente que sin pérdida de tiempo constituyó un comando de lucha en la Capital que confió a Lagomarsino y a César Marcos”. A mediados de octubre fue detenido y llevado a la misma penitenciaría que Cámpora  -en calle Las Heras-. En ese lugar muchos presos sufrieron torturas o los pusieron frente al paredón para simular un fusilamiento. Entre otros, allí se encontraba detenido allí Oscar Bidegain.

En 1956 Cooke fue trasladado a la cárcel de Ushuaia. Desde allí intentó poner en pie la Resistencia Peronista. Perón lo distinguió en una carta que redacto desde el exilio y, a través de este documento le delega toda posible representación:

“…Por la presente autorizo al compañero Dr. D. John William Cooke, actualmente preso, por cumplir con su deber de peronista, para que asuma mi representación en todo acto o acción política. En ese concepto su decisión será mi decisión y su palabra la mía.  En él reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero, y sus decisiones tienen el mismo valor que las mías.  En el caso de mi fallecimiento, delego en el Dr. D. John William Cooke el mando del Movimiento. En Caracas, a los 2 días de noviembre de 1956. Perón”[4].

Luego lo enviaron a la cárcel de Caseros y, hacia fines de 1956, a la cárcel de Río Gallegos donde comparte prisión con Jorge Antonio, Héctor Cámpora, Patricio Kelly, Pedro Gomis y José Espejo. Allí Jorge Antonio, empresario amigo de Perón, planea una fuga. Junto con ellos se encuentran el Mayor Máximo Alfredo Renner –que fuera ayudante de Perón- y es un gran conocedor de la Patagonia por lo que hace los planos de caminos y cruces para salir a Chile. Forman parte de este grupo que planea la fuga, además de los antes mencionados, Cooke, Kelly, Espejo.  Lo incorporan a Cámpora, y dado que Renner fue trasladado a Buenos Aires, Kelly gestiona para que el lugar sea ocupado por el sindicalista Gomiz.

Con dinero aportado por Jorge Antonio, sobornan a un carcelero para fugar. Y la noche del 17 de marzo de 1957, Cooke y sus compañeros logran escapar en auto y traspasar la frontera para llegar a Chile. Allí piden asilo y se los conceden. Por entonces el presidente era Ibáñez del Campo que a poco recibe presiones para extraditarlos. Entonces los trasladan en buque de guerra a Valparaíso y de allí a Santiago de Chile donde son ubicados en la penitenciaría local. Pesa sobre Cooke la acusación de hacer quemar iglesias y saquearlas. Sabiendo que le espera ser extraditado, escapa luego de un episodio en el que le revolea por la cabeza una máquina de escribir a un sumariante. Consigue abandonar el país trasandino para llegar en avión a Caracas a encontrarse con Perón hacia fines de 1957.

Señala Bonasso que Cámpora veía a Cooke como un bienintencionado pero falto de experiencia, otros dirigentes lo tildan de marxista.

Frondizi da la orden a Frigerio para llegar a un acuerdo con Perón. Cooke se entrevista con Rogelio Frigerio, principal asesor de Frondizi. La escribe a Perón, dado que se acercan las elecciones constituyentes que se llevarían a cabo el 28 de julio de 1957 y que tenían como objetivo derogar la Constitución de 1949. La idea era firmar a un pacto que finalmente se firma en febrero de 1958 entre Frondizi y Perón.

Perón fue desplazando a Cooke por su posición que alentaba la tendencia revolucionaria, más dura sin concesiones: la primera Resistencia Peronista, una lucha clandestina en que se fabricaron bombas en su casa, con carbón, potasio y ácido sulfúrico. Para fabricar los famosos “caños” peronistas, cortaban un cilindro de metal y lo rellenaban con explosivo. A eso se sumaban sabotajes, huelgas sorpresivas y el voto en blanco del 28 de julio de 1957.

En febrero de 1958 ya en Ciudad Trujillo, Perón, Cooke y Frigerio, firman el pacto que luego  Frondizi negará, y por el cual se intercambian votos por tregua política, amnistía de presos peronistas, legalidad para las organizaciones políticas y sindicales del Movimiento, elecciones sin proscripciones. Cooke, además, utilizando documentos falsos viaja hacia y desde Montevideo manteniendo reuniones con Frondizi y Frigerio.  Perón, en tanto, lo critica. Ya le queda poco como delegado.

Se llevan a cabo las elecciones del 23 de febrero de 1958 en las cuales Frondizi es consagrado presidente.

En Argentina, en tanto, se produce la huelga de petroleros contra la política de Frondizi. El gobierno declara el Estado de sitio. Cooke es detenido, sale en libertad y pasa a la clandestinidad.  

Visitó Brasil a fines de 1958, estuvo con Joao Goulart Y Brizzola -herederos del  varguismo. El objetivo: lograr que el gobierno de Brasil otorgara visa de residencia a Juan Perón y a su acompañante, Isabel, y su secretario el periodista Américo Barrios –en el contexto del acuerdo Perón-Frondizi.

En enero de 1959 estalló la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre, Cooke apoya al líder, Sebastián Borro que había estado preso con él en Río  Gallegos. A estas alturas quieren expulsarlo del peronismo. Por entonces declara al diario La Razón del 17 de enero de 1959: “El gobierno continua entregando nuestra soberanía y nuestra riqueza a la oligarquía y el imperialismo”[5].

Frigerio lo acusa de ser parte de un peronismo aliado al comunismo. El Consejo coordinador y  Supervisor del Movimiento coincidió con el acusador y destituye a Cooke. A partir de allí lo persigue la policía. Frondizi nombra a Álvaro Alsogaray al frente de Economía.

Frondizi impone el Plan CON.INT.ES., represión, resistencia, caños, cárcel a activistas y dirigentes del peronismo. En abril de 1960 Cooke se va a Cuba y permanece allí hasta 1963. El fogoso y combativo Cooke establece una vinculación muy sólida con Fidel, cuenta con su aval frente al sindicalismo y la burocracia pactistas.  Cooke participa en la batalla de Bahía de los Cochinos contra la invasión organizada por el gobierno de EEUU. Desde la isla mantiene intensa correspondencia con Perón, lo invita, en nombre de Fidel, a residir en Cuba.

Cuando regresa a Argentina, funda la Acción Revolucionaria Peronista (a mediados de la década del 1960). Desde allí, formula fuertes críticas a la burocracia del movimiento y propone llevar a las masas a la liberación nacional desde el peronismo, al tiempo que se vincula con movimientos guerrilleros que van surgiendo en América latina.  Produjo célebres consignas: “el peronismo es el hecho maldito del país burgués”, ”La contradicción peronismo-antiperonismo es la expresión de la lucha de clases en la Argentina”, “En Argentina, los comunistas somos nosotros”, en tanto que analiza y define al peronismo como “el mas alto nivel de conciencia al que llegó la clase trabajadora argentina”.

En la correspondencia que mantiene como Perón se visualiza la negativa de este último a dar un “giro a la izquierda” propuesto por Cooke. Si bien “con ellos golpeó”[6] con políticos y sindicalistas negoció.

Matera se candidatea, junto a Horacio Sueldo, para una alternativa “neoperonista” que Perón denominó “neuroperonista”, en tanto que para Cooke era reprochable ya que apoyaban la Alianza para el Progreso.  

En 1964, ante el frustrado retorno de Perón que fue detenido en Brasil, Cooke comparte las palabras de Perón: el subimperialismo brasileño actuó bajo las órdenes del imperialismo yanqui. 

Publica, por entonces, Apuntes para la militancia, dicta varios cursos de formación política y, al producirse el golpe militar del 28 de junio de 1966, lanza el Informe a las bases, con fuertes críticas. Para él, el peronismo es un problema insoluble para  los gestores de ese golpe de Estado (FFAA-partidos políticos tradicionales): Elaboró un documento destinado a caracterizar al peronismo donde, con la claridad de análisis que lo caracterizó. Los golpistas estaban alejados del pueblo. Sus primeras acciones fueron ir contra la universidad, la  “vanguardia ideológica (Buenos Aires – Córdoba). Pero además analizó el papel de la burocracia sindical y política, la lucha de clases dentro del movimiento de masas, y el peronismo. Los burócratas no es que no quisieran la vuelta de Perón sino que lo que querían era que volviera pero que eso no significara la pérdida del sillón sindical –los privilegios que habían tejido-.  Insiste en que el peronismo debe ser la izquierda revolucionaria para conducir a los trabajadores al socialismo, incluso apelando a métodos violentos si fuera necesario. A su vez sostiene que “Perón no sólo es el artífice de la única época en que el obrero fue feliz sino también el recuerdo, el símbolo de la primavera revolucionaria del proletariado argentino, del momento cenital de las grandes conquistas sociales y las reivindicaciones nacionales. Por eso… la adhesión de los obreros como del odio que le profesa la oligarquía”.  El retrato que hace de los tiempos de Onganía es casi las estrofas de Yo vivo en una ciudad, en la que se produce la Noche de los Bastones Largos (29/7/1966). No cesa de denunciar el avance del capital transnacional que se asienta con inversiones beneficiosas para ellos mismos, la ley de bancos que se reformó para beneficiar a la banca extranjera, la instalación de una filial de la CIA en la División Asuntos Extranjeros de la Policía Federal bajo el nombre de Biogénesis que investigaba –entre otros- a Cooke, catalogándolo como “un extremista de izquierda, ligado a la inteligencia cubana”. Llegaron a infiltrar un agente en el grupo  de Cooke y elaboran una lista de personas que debían ser asesinadas.

En los últimos días del mes de marzo de 1967, agentes de la CIA ingresaron al departamento que John William Cooke iba a ocupar temporalmente en un viaje a Montevideo, lo revisaron todo e instalaron un sistema de escucha. Porque ese año, en Punta del Este, iba a tener lugar una Conferencia de la OEA a la que asistiría el entonces presidente de los Estados Unidos, Lyndon Johnson. La estación de la CIA en Uruguay fue reforzada y se intensificaron las tareas de inteligencia para prevenir posibles atentados.

En 1968 Cooke participa de la formación de la publicación Con Todo, que dirigió el Mayor Bernardo Alberte.

Cooke ya está muy enfermo. Un cáncer de pulmón lo lleva a la muerte. Fumador empedernido de cien cigarrillos diarios. Escribió un testamento. Ateo, materialista, rechazó ceremonias y ordenó incinerar su cuerpo previa donación de sus ojos a un banco de trasplantes. Fallece el 19 de septiembre de 1968, tenía tan sólo 48 años.



[1] César Francisco Marcos fue asesor del diputado John William Cooke cuando éste se opuso a la firma de las Actas de Chapultepec propiciadas por los Estados Unidos. En 1954 es uno de los más estrechos colaboradores del Gordo en su revista “De Frente”. Caído Perón en 1955 fue uno de los mentores del Comando Nacional Peronista (CNP), lo que le valió cárceles y persecuciones.

[2] Feinmann, op. Cit. 364

[3] Feinmann, op. Cit. 368

[4] Feinmann, op. Cit. 364

[5] Bonasso, p. 110

[6] Feinmann, op. Cit. 392

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