Militantes radicales, peronistas y socialistas, jueces, religiosos, intelectuales, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo estuvieron en la Casa Rosada para rendirle homenaje al primer presidente de la restauración democrática: Raúl Alfonsín. “Esto es lo que notablemente ha cambiado a partir de 1983; no hubo ni habrá aquí más presidentes de facto”, dijo Alfonsín, sentado frente a la presidenta CFK. Un busto fue descubierto en reconocimiento a su persona. “Usted es el símbolo del retorno a la democracia”, dijo la
presidenta. El vicepresidente Julio Cobos anunció su presencia, pero prudentemente se
quedó presidiendo la sesión en el Senado.
El Salón de los Bustos estaba colmado. El gabinete nacional, el expresidente Néstor
Kirchner y varios gobernadores se ubicaron a la izquierda de Alfonsín. A su derecha, el
vicepresidente que lo acompañó en su gestión, Víctor Martínez, los jueces de la Corte
Suprema, Ricardo Lorenzetti, Enrique Petracchi, Raúl Zaffaroni y Carlos Maqueda, y gran
cantidad de dirigentes radicales. Frente a él, en primera fila, se sentó el obispo Justo
Laguna, más atrás la histórica diputada feminista radical Florentina Gómez Miranda y un
grupo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. De pie, observaba el titular de la CGT,
Hugo Moyano, otros funcionarios y diputados de distinto signo político.
“No se sienta en la obligación de tener que dar explicaciones de esta estatua, es cierto
que es un homenaje a estos 25 años de democracia, pero también es un homenaje a
usted como persona porque llegó a presidente luego de una larga vida de militante y
dirigente político”, le dijo Cristina. Ricardo Alfonsín admitió que en un primer momento a
su padre no le convencía la idea del reconocimiento y que cambió de parecer, tras la
coincidencia con el cumplimiento de un cuarto de siglo de vida democrática. Así comenzó
la presidenta su discurso, dando cuenta del origen de ese acto. La idea se la comunicó
hace un mes, el día que fue a visitarlo a su casa mientras se recuperaba de un
tratamiento médico al que se sometió en los Estados Unidos.
“De todos los honores y privilegios que la vida me ha dado, jamás hubiera imaginado
acceder a éste que se me concede, el de presenciar la inauguración de un monumento de
mi persona. No lo hubiera imaginado, no lo hubiera permitido”, confesó el expresidente,
que fue interrumpido en varias ocasiones por aplausos y el cantito de “Alfonsín...
Alfonsín...”. Don Raúl remarcó la necesidad del diálogo y el consenso, como lo estaba
haciendo el kirchnerismo. Habló de la democracia como la vigencia de la libertad y los
derechos, pero también de la igualdad de oportunidades y la distribución equitativa de la
riqueza. “Es preciso tener la mirada puesta hacia el futuro y no hacia el pasado, porque
ello fue una expresión trágica durante décadas”, aconsejó Alfonsín, algo que con su
experiencia podía moralmente sugerir.
La presidenta recogió el guante y agregó que “en este momento, donde por fortuna
podemos estar sólidamente parados, podemos tomarnos el descanso para realmente
tener un diálogo nacional profundo y encontrar el camino de unidad nacional y
reconstrucción”. Aludió así a la crisis financiera internacional, “en un mundo donde los
viejos paradigmas se desploman y amenazan con catástrofes”.
Entre tantos políticos de primera línea se destacó la ausencia de Julio Cobos, quien no
abandonó su sillón de presidente del Senado durante el debate de la ley de movilidad
jubilatoria. En el desarrollo de la sesión, el senador radical Gerardo Morales solicitó un
cuarto intermedio para participar del acto, pero la petición fue rechazada por el jefe de la
bancada oficialista, Miguel Ángel Pichetto: “No me parece, estamos en medio de un
debate muy importante”. Aunque no fue sólo el kirchnerismo quien rechazó el pedido
radical. Adolfo Rodríguez Saá también consideró que era mejor terminar pronto con la
votación. Por esa razón entonces, tanto Morales como su compañero de banca Ernesto
Sanz y el vicepresidente continuaron en el recinto.
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