Yves Alain Domergue, francés, llegó a la Argentina de niño con su padre Jean Domergue,
su madre y ocho hermanos. Movido por la política comenzó a militar en el PRT y conoció a una mexicana, Cristina Cialceta Marull. Enamorados, compartieron vida y militancia.El viernes 26 de septiembre del 76, en un campo propiedad de Agustín Buitrón, en un lugar llamado Carreras en Santa Fe –adyacente a la ruta provincial 177- se encontraron dos cadáveres con quemaduras e impactos de balas. Eran tiempos de dictadura.
Intervino en la causa el Juzgado de Melincué, un pueblo del sur santafesino de 3 mil
habitantes; todos se conocían. Melincué, vecino a Alcorta donde nació la revolucionaria
Federación Agraria. Los dos cuerpos fueron inhumados como NN en el cementerio. Todo
quedó en el olvido durante la dictadura y dos décadas de democracia.
Alumnos de la Escuela Media Nº 425 Pablo Pizzurno de Melincué iniciaron la
investigación, en 2003, que logró la identificación. Intervinieron los organismos de
práctica. El Equipo Argentino de Antropología Forense comprobó que los cuerpos eran de
Yves y Cristina. Eric Domergue, hermano de Yves –luego de 34 años- lo confirmó y los
pibes fueron impactados generacionalmente al saber que Yves y Cristina tenían 20 años
cuando son asesinados. El punto de identificación está, pero los alejaba el tiempo
histórico. Los 70 se caracterizaron por el compromiso y la actividad política de los
jóvenes, y asumían naturalmente poder tener un final trágico, aunque heroico.
La docente Juliana Cagrandi fue la que usó de disparador el hecho para que sus alumnos
de quinto año hicieran un trabajo práctico para Ética Ciudadana. Era el enigma de los
cuerpos NN, pues en Melincué sospechaban que el crimen estaba vinculado con “los
grupos de tareas”. Los adolescentes siempre habían oído referirse al tema en su pueblo
se entusiasmaron. “Juliana [docente] era joven cuando en el año 76 se produjo el caso de
la aparición de dos cuerpos cercanos a la ruta. Había quedado bastante impactada por
eso. Y todos los pibes sabían, porque era algo que siempre había quedado en la memoria
colectiva del pueblo”. Los estudiantes estaban enterados que había un expediente de
1976 donde había información e, incluso, fotos de los cuerpos, que aportó un empleado
de tribunales. Comenzaron entonces el trabajo: “… cada uno de los estudiantes habló con
su familia [de manera que una alumna se enteró que era la nieta del comisario que
encontró los cuerpos y otros tenían unas tías que militaban en la juventud peronista y le
llevaban flores a las tumbas NN] e hicieron una investigación relacionada con las
entrevistas. Trabajo simple, de dos páginas. Si bien no descubrieron originalidades,
pudieron poner en la escena pública un tema que había quedado relegado. Volvieron a
poner en el tapete algo que había quedado latente”.
Lo raro es porqué quedó el caso olvidado en democracia. Un pueblo que en un momento
silenció el evento (era un pueblo chico donde todos se conocían). Ese mismo pueblo que
se calló, ocultando una historia, fue el que la retomó. Tiene que ver, básicamente, con el
otro modelo de democracia que estamos viviendo –a pesar de la interrupción 2015-2019-.
Derrotada la dictadura, a las novísimas democracias las podemos calificar “de mercado”
(1983 a 2003). Desde este último año se alienta que tengan vigencia plena los Derechos
humanos y la incentivación desde los gobiernos nacionales y populares de dar una
verdadera Batalla Cultural.
Consecuencia directa de esta política es que el tema de los derechos humanos tenga una
preponderancia curricular en la Ley de Educación Nacional. En esto tuvo que ver la
gestión de Néstor Kirchner y su continuidad con Cristina. Se anuló por el Congreso la
impunidad y se actualizaron los Juicios por la Verdad y la Memoria. Los jóvenes quieren
ser protagonistas, perdiendo el miedo a la participación.
La generación de los 70 vibró de emoción con “Amor y anarquía”. La juventud bien podría
hacerse su película en este ejemplo: “Amor y militancia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario