Los productos nacionales eran destinados a voluntad de los exportadores, pues total
manejaban a ambos.
El valor de los commodities está compuesto por el costo, el seguro y el flete.
Al desarrollarse una marina mercante nacional se solucionó el tema del transporte y
también el del seguro. A esto se opusieron Holanda, Suiza, Canadá e Inglaterra. Porque
el negocio da excesivas ganancias, puesto que un capital de $150.000.- produce un
beneficio anual de $1.000.000.-
Los que más se opusieron al control del Seguro por Argentina fueron los ingleses.
Si un exportador argentino debía enviar mercadería a Inglaterra, necesitaba abrir un
crédito certificado en el Banco de Londres; la operación no era aprobada si el vendedor -a
cuyo riesgo viajaba la mercadería- no aseguraba esos efectos en una compañía inglesa.
En la 2ª Guerra, Argentina había tributado primas, por riesgo de guerra, que eran del triple,
quíntuple y más, impuesta por los mercados extranjeros de seguros, para compensar sus
pérdidas en otros lugares. Es decir, impusieron una prima superior al 20% del valor de la
mercadería que Argentina exportaba a Sudáfrica, aunque jamás apareció en esta ruta un
submarino alemán o una mina a la deriva.
Se tributaba una prima por riesgo de guerra a las aseguradoras extranjeras, aun no
existiendo ese riesgo.
Las primas a cobrar por ese seguro de riesgo eran fijadas por el Institute of London
Underwiters. Las autoridades británicas eran las decisorias con respecto a los montos a
pagar por el riesgo de transportar mercadería por todo el atlántico, así en viajes a Canadá
como para cargamento entre puertos argentinos.
Los costos abusivos del seguro definieron que la mercadería llegada al país tuviera un
costo superior para el consumidor argentino y que las enviadas por Argentina resultaran
más caras en los puertos de destino.
Una decisión del gobierno peronista creó el INDER, Instituto Nacional de Reaseguros,
entidad autárquica mixta del Estado y las compañías argentinas de seguros, para el
control y distribución del reaseguro argentino en defensa del mercado nacional y de los
auténticos intereses del Estado.
El seguro resulta una de las más modernas instituciones en función de procurar la
conservación de la riqueza de las naciones, por la protección de su patrimonio económico
y humano. Estas políticas buscan el crecimiento y consolidación de su mercado
asegurador como un medio para contar con una adecuada protección de su patrimonio
nacional y evitar la fuga de divisas que representa la contratación de seguros en el
exterior.
En el año 1946, fruto de la creciente intervención del Estado en la economía, y en el
marco de la amplia reforma financiera realizada poco antes del comienzo de la primera
experiencia peronista, surgió la última política aseguradora concertada, estructurada y con
objetivos a largo plazo que existió en la República Argentina. Esa política se vio
materializada en la Ley Nº 12.988, la cual sentaría las bases de un mercado nacional de
seguros y reaseguros. Su principal expresión fue la creación del Instituto Mixto Argentino
de Reaseguros (IMAR), cuyo accionar se desarrolló entre los años 1948 y 1952, y en este
último año, el 18 de septiembre, fue nacionalizado y convertido en el Instituto Nacional de
Reaseguros (INDER).
El IMAR se convertiría, durante esos cinco años, en uno de los principales promotores de
las llamadas "exportaciones invisibles", favoreciendo además, el proceso general de
sustitución de importaciones en un área especialmente sensible de la Argentina de ese
momento como era la contratación y el pago de servicios externos.
El funcionamiento del Instituto sirvió tanto para crear y consolidar el sistema nacional de
seguros y reaseguros, como para expandirlo, generando compañías sólidas, haciendo
crecer la oferta del seguro en la República Argentina y, al mismo tiempo, se evitaba la
salida de divisas al exterior
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