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Septiembre de 1973 se mostró como una realidad barroca, en un juego de luces y sombras, de claros y de oscuros, en que no había lugar para tibios y moderados ni para las distintas policromías de grises.
La 10ª Conferencia Interamericana de Comandantes de Ejércitos se realizó en Caracas, el general Jorge Raúl Carcagno reclamó el cese del TIAR, datado en Río de Janeiro.
Carcagno proponía nuevas bases para una defensa nacional, como sinónimo de soberanía nacional y NO de seguridad nacional. El militar argentino quiso poner término a "la imagen de los ejércitos como guardianes pretorianos de un orden político, económico y social injusto".
Su discurso causó gran impacto. Se refirió a las causas de la subversión y dijo que "sólo
se conseguirá hacerla desaparecer cuando se actúe decididamente sobre esas causas en
el plano político, económico y social".
El comandante aseguró: "La afirmación de su soberanía constituye la piedra angular de la
política exterior argentina y en ella se inspira su Ejército". Añadió: "Los ejércitos de cada
país están obligados […] a no ahorrar esfuerzos ni a medir riesgos en su apoyo a los
pueblos y a los gobiernos que se niegan a ser víctimas de un nuevo modelo de división
internacional del trabajo diseñado para la opulencia de unos pocos y la pauperización de
la mayoría"..
Aquel brillante discurso fue empañado en los hechos. Al otro día un grupo del ERP copó en Buenos Aires la sede de la Dirección General de Sanidad del Ejército y tras un tiroteo quedó muerto el coronel Raúl Duarte Ardoy.
Fue una vulgar provocación sin sentido.
En la IV Conferencia Cumbre de los Países No Alineados pudo escucharse, indirectamente, la voz del general Perón, quien, en el mensaje que se leyó ese día, expuso su visión de la Tercera Posición con la autoridad de un precursor; su ontología del hombre; el delirio de grandeza como causa de la ruina de los imperios y la necesidad de
"una revolución mental" para preservar la Naturaleza y la Humanidad misma. Definió
como "el verdadero problema" de la Humanidad la defensa del medio ambiente.
El día 8, en Gaspar Campos, Perón reunió a dirigentes de los distintos sectores juveniles,
incluyendo a las FAR y Montoneros, y trató de persuadirlos sobre las desventajas de la
violencia. Puso el ejemplo de Chile, donde Salvador Allende pasaba por serios problemas.
"Los ingredientes de la revolución son siempre dos: sangre y tiempo. Si se emplea mucha
sangre se ahorra tiempo, si se emplea mucho tiempo se ahorra sangre; eso es lo único
que podemos decir..." sentenció. Instó a la juventud a organizarse. Pronunció: "Ahora que
hay que hacerla [la revolución], sí, hay que hacerla, pero hay que hacerla y bien
hecha". Opinó que el trasvasamiento generacional no podía hacerse rápidamente.
El ministro de Economía, José Ber Gelbard, pudo anunciar que la inflación había sido
reducida del 80 al 50% anual.
El 11 había sido derrocado e inmolado Salvador Allende y en Buenos Aires se realizó el
18 el funeral cívico. Se atentó con bombas contra la embajada estadounidense.
Perón se refirió a las necesidades del momento y pidió "cooperación activa y fehaciente"
en caso de un triunfo del Frente Justicialista de Liberación. El resultado no fue una
sorpresa. El FREJULI obtuvo 7.359.252 votos (61,85%); la UCR, 2.905.719 (24,42%); y la
Alianza Popular Federalista de Manrique, 1.450.998 (12,19%). El cuarto lugar lo ocupó el
Partido Socialista de los Trabajadores, con Coral-Páez, con 181.474 votos (1,52%).
Ese mismo 23 de septiembre murió en Chile el poeta Pablo Neruda, Premio Nobel 1971,
colaborador de La Prensa de Buenos Aires (estando expropiada y en manos de los
trabajadores) en la última etapa peronista de los 50. “El” poeta tenía 69 años, entristecido
y deprimido por la muerte de su amigo Allende.
Dos días después un crimen político empañó de alguna manera la claridad de la victoria
peronista: José Ignacio Rucci caería muerto y la organización Montoneros, enemiga de la
"burocracia sindical" se adjudicaría el atentado.
Unos días después matan al Rector de la UBA (o Decano de una de las Facultades) ¡Qué casualidad! Uno de derecha y uno de izquierda. ¿No habrán sido los servicios?
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