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lunes, 21 de septiembre de 2020

22 DE SEPTIEMBRE DE 1974: MUERE EL PENSADOR NACIONAL Y POPULAR JUAN JOSÉ HERNÁNDEZ ARREGUI, por Daniel Chiarenza

 .


Había nacido en la bonaerense Pergamino el 29 de septiembre de 1913.

En 1931 se afilió a la UCR yrigoyenista y escribió en los periódicos “peludistas”: Debate,

Doctrina radical y La Libertad. En los 40 estudió en la facultad de Filosofía y Letras de

Córdoba, allí fue alumno de Rodolfo Mondolfo. Se graduó en el 44 con diploma de Honor

y medalla de Oro.

En 1947 se acercó al peronismo influido por Arturo Jauretche, inclusive colaboró con el

gobernador de la prov. de Bs. As. Domingo Mercante. En el 48 inició su labor docente en

la Universidad de La Plata y en la facultad de Ciencias Económicas de la UBA, hasta el

golpe militar de 1955.

En 1964 lanzó el movimiento CÓNDOR junto a otros intelectuales. El 19 de octubre de

1972 sufrió un atentado terrorista en su domicilio.

En 1973, cuando ya se respiraban aires de intencionalidad hacia el camino de la

Liberación, fue distinguido como Profesor Emérito de la UBA. En junio de 1974 dirigió la

revista Peronismo y liberación.

Falleció en la ciudad de Mar del Plata.

Eduardo Luis Duhalde escribiría el prólogo a “La Formación de la conciencia nacional”:

“La conciencia nacional, que se supone revolucionaria en tanto antiimperialista, aparece

como el punto de unidad y fuerza motriz del proceso, la que va determinando […] los

comportamientos sociales […] el esquema hernández-arreguiano tiene […] la visión de la

ideología como interpelación [y] está referida a la ideología como instancia discursiva de

las clases dominantes, cuyo fin es ‘asegurar la reproducción de las relaciones de

producción existentes […] En Hernández Arregui, la conciencia nacional es sujeto

constituyente y significante de la clase obrera revolucionaria. ‘Las ideas -dirá- se

engendran progresivamente en la historia y responden a una oculta necesidad genética

del desarrollo’.

[…] Hernández Arregui encuentra la estructuración de una conciencia discursiva en el

nacionalismo de FORJA que hace entroncar con una línea histórica material e ideológica

que tiene dos pilares en cada extremo: las montoneras del siglo pasado y la clase obrera

peronista, marcando la antinomia entre lo nacional y lo antinacional, que se va dando en

cada etapa de la historia y que van determinando la lucha por la liberación nacional. ‘El

destino de los movimientos precursores -dirá- no es actuar sobre la generación

contemporánea sino sobre las promociones políticas e intelectuales que le siguen. […]

Sólo la madurez histórica en una comunidad, logra en determinado momento, restaurar y

ordenar los eslabones a través de la histórica crítica de las ideas que enhila a las edades

sucedáneas entre sí en la unidad superior del espíritu. Y entonces, las ideas mismas

aparecen como una serie lógica en el tiempo y en estrecha simbiosis orgánica con la

historia de la Nación. La transformación de las ideas, no sólo es parte del proceso

incesante de la vida histórica, sino la razón misma de la continuidad y recreación espiritual

de una existencia nacional’ […]



Me resulta difícil releer La formación... […] Límite y al mismo tiempo riqueza de lo vivido,

que me impide acceder a este libro con la mirada inocente de quien lo aborda en

primigenia lectura desde el presente, no para analizarlo como aporte reflexivo de su

andadura en el tiempo […] resulta una obra abierta que invita a la mirada proyectiva para

buscar coordenadas imaginarias mediante líneas trazadas desde su texto, sobreimpresas

en los cambios habidos en la travesía social desde entonces. […] en ese devenir entre el

entonces de La formación... y el presente, aparecen como contracanto interpretativo

indispensable las tragedias colectivas e individuales originadas por el brutal asalto al

Estado y la sociedad argentina desde la acción imperialista y el liberalismo arrasador con

el casi aniquilamiento de nuestra condición nacional, que nos coloca hoy, en un nuevo

esquema refundacional donde no es casual que la mirada vuelva a la obra de Hernández

Arregui, Jauretche, Scalabrini Ortiz, John William Cooke y Rodolfo Puiggros […].

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