Seguidores

sábado, 10 de octubre de 2020

11 DE OCTUBRE DE 1912: FALLECIMIENTO DEL POETA EVARISTO CARRIEGO, por Daniel Chiarenza

 


Carriego, en sus primeros poemas, no se pudo substraer de la influencia de Rubén Darío: pero esa es la parte de su creación menos interesante. El verdadero poeta nace cuando se le revela en toda su grandeza y toda su miseria Buenos Aires, mejor dicho su barrio, sus voces, sus costumbres. Encuentra la tonalidad acertada para definir ese cromatismo.

Aceptado en la historia literaria como “el poeta del arrabal”.

Rossler, a través de Borges, nos indica el día en que surgió en Carriego esa revelación:

“Un día entre los días […] de 1904, en una casa que persiste en la calle Honduras,

Evaristo Carriego leía con pesar y con avidez un libro de la gesta de Charles de Baatz,

señor de Artagnan […] Dumas le ofrecía lo que a otros le ofrecen Shakespeare o Balzac,

o Walt Whitman, […] la plenitud de la vida; con pesar, porque era joven, orgulloso, tímido

y pobre, y se creía desterrado de la vida. La vida estaba en Francia, pensó, en el claro

contacto de los aceros, o cuando los ejércitos del Emperador anegaban la tierra, pero a

mí me ha tocado el siglo XX, el tardío siglo XX, y un mediocre arrabal sudamericano… En

esa cavilación, estaba Carriego cuando algo sucedió. Un rasguido de laboriosa guitarra, la

despareja hilera de casas bajas vistas por la ventana, Juan Muraña tocándose el

chambergo para contestar un saludo […], la luna en el cuadrado del patio, un hombre

viejo con un gallo de riña, algo, cualquier cosa. Algo que no podremos recuperar, algo

cuyo sentido sabemos pero no cuya forma, algo cotidiano y trivial y no percibido hasta

entonces, que reveló a Carriego que el universo (que se da entero en cada instante, en

cualquier lugar y no solo en las obras de Dumas) también estaba ahí, en el mero

presente, en Palermo, en 1904”.

Había en Evaristo Carriego un hombre muy talentoso, muy inteligente -que no es lo

mismo que intelectual- que apareció en el momento histórico justo. Carriego fue dueño de

todo eso. Él descubrió aquello que por tan inmediato, por tan cercano, no daba vía libre a

la imaginación. Su problema era ganarle la partida a la enfermedad, la obra destructiva

que nos depara irremediablemente el tiempo.

En él la sensiblería adquiere una construcción especial, que en sus admiradores es casi

un vicio, aunque a él también lo haya acariciado sin comprometerlo. Faltaba ese tono

doméstico urbano que lo alcanzó a él con un gesto exagerado, definiendo los matices con

trazos gruesos, jactarse de la originalidad creada, sin detenerse en otras exquisiteces, en

el equilibrado balance de los elementos aleatorios. Carriego da la totalidad expresiva, crea

el mito, la leyenda; traslada, sin deformarlos, los ámbitos y los personajes. Y cuando deja

la crónica, el detalle más puntilloso, nos ofrece también la nota puramente lírica, síntesis

de todo lo observado. Claro que la suya no es la poesía del batón y la alpargata; pero no

faltó algún discípulo que degradó lo prístinamente popular. Carriego es el que enseña a

respirar a la ciudad, el guía tranquilo e irremplazable de los atardeceres del arrabal. En

eso, es el fundador.

Evaristo Francisco Estanislao Carriego, nació en Paraná, Entre Ríos, el 7 de mayo de

1883. Después se trasladó con su familia al barrio de Palermo en Buenos Aires (Honduras

entre Bulnes y Mario Bravo). Se aferró a ciertos cariños íntimos, el amor de una

muchacha muerta y los amigos entrañables. Visitó redacciones y revistas -anarquistas

algunas- como La Protesta. Son años de discusiones sobre las ideas importadas y la

literatura vigente: "...el centro aquel tan curioso –dice su amigo Más y Pi-, que se

constituía en la redacción de La Protesta, que era entonces, un diario anarquista simple

de ideas, donde se hacía más literatura que acracia, y donde el encanto de una bella

frase valía más que todas las aseveraciones de Kropotkin”.

Obras poéticas de Carriego: Misas herejes (1908), La fonda, La bandera celeste, Vida y

muerte en Aragón, La muerte del cisne, Tu secreto, Flor de arrabal (cuento - 1927),

etcétera. Falleció en Buenos Aires.

No hay comentarios:

Publicar un comentario