Incidentes terminaron con la muerte de un militante –esto le dolió extremadamente al
expresidente Kirchner, quien dijera en forma pública y privada cuando asumió el cargo “yo
no he venido a pegarle a nadie”, refiriéndose a la represión de la protesta social-, los
mismos de iniciaron cuando un grupo de trabajadores cesanteados por las autoridades
del Ferrocarril, acompañados por jóvenes de la Federación Universitaria de Buenos Aires
(FUBA), del Partido Obrero (PO), del Movimiento Teresa Rodríguez y del Movimiento
Socialista de los Trabajadores (MST) son agredidos por matones escondidos bajo el
rótulo de “empleados del ferrocarril Roca”, y en realidad eran “mano de obra” útil a la
Unión Ferroviaria (UF) que dirige el burócrata sindical José Pedraza, los que quisieron
impedir el corte de las vías, y allí comenzó una refriega a palazos y piedrazos, que se
trasladó en dirección a la Ciudad de Buenos Aires.
El enfrentamiento se trasladó al cruce de la avenida Vélez Sársfield y Luján, frente a la
empresa Chevalier, lo que generó en un primer momento la errónea versión de que se
trataba de una gresca entre “trabajadores” de la Unión Ferroviaria (UF) y de la Unión
Tranviarios Automotor (UTA), desmentida por los secretarios generales de la UF, José
Pedraza, y de UTA, Roberto Fernández.
Los manifestantes acusaron a la Policía Federal, a la Unión Ferroviaria y, ligeramente, al
gobierno nacional por la muerte de Mariano Ferreyra, militante de la FUBA y del Partido
Obrero. Damián Reynoso afirmó que "los disparos fueron efectuados por civiles cuando
los trabajadores ferroviarios perseguían con palos y piedras a quienes fuimos a reclamar
por la reincorporación de los cesanteados".
Pedraza desmintió que "haya existido un enfrentamiento con trabajadores de la UTA",
pero afirmó que "hubo incidentes con extrabajadores que son acompañados por el Partido
Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores y el Movimiento Teresa Rodríguez"
justificó los incidentes al focalizar que "los trabajadores ferroviarios impidieron el corte de
vías en defensa de sus fuentes laborales", razón por demás arbitraria.
La Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria S.A. (UGOFE), operadora de la Línea Roca,
deslindó responsabilidades e indicó que "agrupaciones políticas hostiles intentaron ocupar
las vías en la estación Avellaneda con el objetivo de interrumpir el servicio, propósito del
que fueron disuadidos por empleados y la fuerza policial, luego de lo cual ocurrieron
incidentes fuera del ámbito y de la jurisdicción ferroviaria". De esta manera, pretendían
–como se dice vulgarmente- “lavarse las manos como Pilatos”.
Eduardo Beligoni, dirigente del PO, aseguró que fueron atacados por "una patota de unas
40 o 50 personas de la Unión Ferroviaria" cuando culminaba una protesta de
"trabajadores tercerizados que reclamaban el pase a planta permanente".
A Elsa Rodríguez (61 años) la internaron herida en el Hospital Argerich y sería operada,
quedando, inmediatamente, fuera de peligro, mientras que Nelson Aguirre, de 30 años,
tenía dos disparos, uno en la pierna y otro en el glúteo.
La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, como no podía ser concebido de otra
manera, expresó su "más enérgica condena"; por el asesinato de Ferreyra: "No cabe otra
cosa que el repudio", enfatizó. Agregó que su martirio la afectaba doblemente porque "el
gobierno ha sido muy criticado por no reprimir"
. El joven militante del Partido Obrero murió
a consecuencia de un disparo, luego de que un grupo de trabajadores tercerizados, que
reclamaba el pase a planta permanente en la Línea Roca, fuera agredido por un grupo
perteneciente a los bravucones sindicales de la Unión Ferroviaria, al mejor estilo de los
burócratas gremiales de los 70, los que serían reclutados por las bandas de ultraderecha
de la Triple A. La Asociación gremial de trabajadores del Subte y el Premetro realizó un
paro de 17:00 a 18:00 ese mismo día en repudio a la agresión y la CTA llamó a un paro y
movilización para el día siguiente.
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